Imagina el frío que hace al fondo de la cueva. La humedad que se te pega a la piel, el moho denso del aire a través de tus fosas nasales. Tener escalofríos mientras, allí escondido, roes los huesos putrefactos que has podido conseguir, arrancándoles la carne muerta a mordiscos delicados..
El canibalismo espiritual es lo que se lleva entonces y tú eres su más fiel seguidor.
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