Imagina ser una paradoja andante tratando de saber, entre otras insustancialidades, si alguna vez le gustaste a tu padre. Si los demás son dignos de mirarte a los ojos. Si el resto del mundo merece vivir con tu hedor nauseabundo cerca de ellos.
No querer ni el dinero, ni los diamantes ni tan siquiera las putas que, a tu paso, gritan con las piernas abiertas. Ser simplemente un lobo al que nada más que le hace falta que le pongan un cuchillo en la mano para hacer la locura que siempre rondó por tu mente.
Y no, no hablamos de matarlos a todos..
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