Imagina creer en los colores como norma de vida. Sentir que lo verdadero y genuino está en la forma y en las texturas, en lo orgánico de la composición, en la mezcla sin sentido de sonidos arcaicos y futuristas, en volver a empezar antes de terminar.
Vibrar con las progresiones infinitas, con los loops lisérgicos e interminables, con las campanadas a medianoche y los cohetes junto al río.
Sentir que todo mereció la pena al recordar aquella frase tan bonita, aquel gesto de despedida, todas las sonrisas bajo las sábanas y los pelos como escarpias al amanecer.
Saber que la vida es poco más que eso y creértelo todo..
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