Imagina esa canción que siempre te gustó y jamás supiste lo que decía. El sinsentido de la belleza oral, la lujuria de las palabras desconectadas. Sentir su fuerza, sentirte ingrávido en el desconocimiento.
El club nocturno y el DJ trasnochado, composición idiota y fuera de lugar que te rasga el corazón con una púa de 2 mm mientras descubres que ese no es tu sitio y que ella ya no está contigo.
Otra cerveza, camarera.
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