28.9.11

Enfermo

Imagina sentir un dolor fuerte en el pecho. Tan, tan fuerte, que tuvieras que apaciguarlo con un cuchillo y una botella de vino. Llegar al punto de enfermar por la obsesión de sus manos en tu espalda, de tus labios en los suyos.

Y no poder sanar ni con la loca promesa de ser su vida..

No hay comentarios:

Publicar un comentario