Imagina pasar la noche junto a tu azul sereno y que, mientras tienes los ojos cerrados, se tornen sus aguas a verde en una oscura melodía. Nadar en ese nuevo mar torrencial, dejarte arrastrar por las olas que se forman al final de las palabras que nunca has querido oír.
Romper contra la arena años de travesías.
Desarrapados vistiéndote de capitán, la tentación de acariciar el terciopelo, sentir la casaca de corsario cubriendo tu piel fina y arañada.
Y luchar con todas tus fuerzas para que en la orilla de tus ojos abiertos, el mar siga estando en calma y puedas seguir sintiendo que su sal te seca los labios.
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