Imagina volver al origen, a la primera vez que visitó tu cuarto, a las ganas de comerte el mundo.
Volver a la soledad, a ser deseo y no satisfacción. Inocencia y perversión.
Volver a ilusionarte con proyectos sin sentido, querer dibujar en el cielo tu nombre con letras de humo y oro. Trabajar para tu ego innato, para dejar atrás árboles de hierro forjado, libros de papel cebolla. Hijos de plastilina.
Ropa ancha, drogas blandas, futuro incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario