Imagina encontrar en el rincón más inhóspito de tu piel, el botón que te permita resetear.
Volver a cero en un segundo, al principio.
Inocencia prehumana.
Y dejar que tu vida implosione a negro dejando atrás todos tus recuerdos. Todos y cada uno de ellos.
Sí, TODOS.
(y aún así seguir vivo. O algo así)
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