Imagina la indiferencia del que, aposentado en su castillo de nubes oscuras, no sabe que existes, frente a la ilusión de creer ser el primero en la lista de invitados. El llevarte la huella del portazo indiscriminado.
El querer despojarte de tu anonimato y hundirte cada vez más en el gris que baña la ciudad desconocida..
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