Imagina acercarte a la orilla y encontrar flotando un viejo tonel con ron macerando en su interior. Abrirlo a golpes de hacha y verter su contenido sobre la arena, dejando que corra por tu piel cuarteada por el sol mientras te embriagas de alegría.
Ser un náufrago perdido en mitad del oceano y saber que aquella será una de tus últimas oportunidades para sonreir.
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