Imagina tener la suerte de encontrar una flor salvaje entre tanta mala hierba. Descubrir la vida agarrado a su mano, mientras el tiempo pasa de largo sin ni si quiera dejarte el cuerpo ajado.
Saber que es tu chica solo con mirarla.
Y luchar por aquello en lo que has depositado tus esperanzas, contra hienas y piratas, contra dictaduras y totalitarismos, enarbolando tu buena estrella alto, muy alto, para que todos la vean.
Saber que era tu destino, y agarrarlo con todas tus fuerzas.
Sentirte vivo, vencedor.
Y mortal.
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