Imagina una habitación de hotel a oscuras y alguien que te roza los pies siempre que duermes allí. Solo.
Una televisión que se enciende en mitad de la noche. Sola.
Un grupo de chicas ansiosas de carne que se te avalanzan sin decir nada, y te atan de manos y pies.
Un intercambio de zumos en una botella de cristal. Piña por naranja.
Un volver a los años de juventud, con sus iconos y compañeros danzando a tu alrededor.
Un grito sordo de desesperación por saberte lejos del camino.
Una pelea con el sueño..
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