Imagina arrancarte el alma con una cuchara, y mecerla en tus brazos hasta calmarla.
Y decirle, despacito, que lo sientes por atormentarla. Por tus noches en vela y tus angustias. Por venderla, sin pensarlo, al mejor postor. Por ser tan descreido y olvidarla.
Limpiarla con tus lágrimas, hasta dejarla clara como el cristal..
No hay comentarios:
Publicar un comentario