Imagina sentirte desorbitado, a rastras por una galaxia desconocida en la que todo parece familiar y lejano al mismo tiempo. Donde los asteroides se vuelven asteriscos y el polvo de estrellas, polvo del camino.
Agarrarte a la cola de tu nave, con la esperanza de que el oxígeno de tu escafandra te alcance para llegar al otro lado del espacio, a la seguridad de tu agujero negro, donde se encuentra tu centro de gravedad permanente.
Y es que despegar los pies del suelo lleva consigo el pago de peajes interesterales..
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