Imagina tu casa como centro del Universo.
Escondido bajo la mesa del salón, vigilas a la humanidad.
Y ella te vigila a tí.
Sin la necesidad de salir al exterior, dejas correr las horas ocupado en sonreir, en no hacer otra cosa que disfrutar de tu reino doméstico, tirado en la moqueta, tumbado a su lado, pasando las hojas de algún viejo cómic, atento a cualquier oportunidad para besarla, explorando películas, descubriéndola de nuevo..
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