Imagina que vuelves a casa. Todo sigue igual, apenas unas arrugas en la cara de aquellos que una vez formaron parte de tu vida. Los mismos ideales, los mismos ojos cansados.
Tú, sin embargo, no.
Cuando se enteren de tu llegada, no sabes si todo aquello que te llevaste te implosionará en la cara. La química es impredecible.
Tú, sin embargo, no.
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