Imagina esta noche tumbarte bajo un naranjo vestido de azahar, y gritarle fuerte al cielo que sigues despierto, con ansia y hambre, esencial bajo tu piel.
Repetición y ritual, tus manos te mesan el pelo.
Tu vida después de tu vida esperando que cierres los ojos, que claudiques de rodillas ante la verdad más sincera que existe.
Sus caricias, abandonadas en un parque. Sus besos, cicatrices invisibles.
Y el día que mueras, tachado en un calendario.
(hoy ya huele a primavera)